Esta frase tan trillada y mal utilizada no fue creada como un insulto, es simplemente la forma como fue definida la economía capitalista en su momento.
La economía es una ciencia aplicada al sostenimiento de las élites; todos sus procesos, procedimientos y leyes, giran en torno a la acumulación del capital en manos de las, cada vez más reducidas y enriquecidas, élites. Lo cual es algo bastante idiota porque conduce a un colapso social y ambiental inminente.
En nuestro país esa élite esta formada por La Oligarquía Intermediaria, que ya desde la colonia se instaló en nuestros puertos y desde entonces vive lucrándose del especulativo negocio de la exportación y la importación. Primero con el Café y el Cacao y luego monopolizando en control del Estado para capturar la renta petrolera, convirtiéndose en la madre y patrona del Rentismo; nuestro Modelo Económico hipertrofiado en su sector terciario, fue confeccionado por estas castas, que más preocupadas en enriquecerse, que en el progreso del país, impidieron el desarrollo de la Industria Nacional para garantizar la demanda sobre sus importaciones.
Todo el constructo cultural insertado en nuestra idiosincrasia y desde el cual hemos sido condicionados a privilegiar el consumo por sobre la producción, debido a que la renta petrolera era más que suficiente para traer todo de afuera, ha consolidado este crecimiento hipertrófico del sector terciario. Es decir, que la oligarquía intermediaria, controla la exportación a través del control del Estado, controla las importaciones puesto que es la única (aparte del Estado que ya controla) con el capital financiero para hacerlo, y al resto de la sociedad le toca pelearse por las sobras, en el proceso de distribución y menudeo.
Es esta Oligarquía intermediaria y sus operadores políticos, quienes han mantenido un encarnizado enfrentamiento con las corrientes transformadoras que tomaron el Poder Político del Estado en el año 1999, para retomar este Poder Político y seguirlo utilizando en su beneficio, en perjuicio del resto del país.
La guerra económica se había mantenido en bajo perfil, debido al abultado margen de ganancias que le estaba generando a la Oligarquía Intermediaria, la incorporación al mercado de consumo de importantes franjas de la población (sectores “D” y “E” que se encontraban en niveles extremos de pobreza y exclusión), como resultado de la aplicación de políticas sociales de alto impacto, que a la larga se convirtieron en políticas asistencialistas, reproductoras del Rentismo y la corrupción.
Pero después del llamado “Efecto Dakazo” quedó claro que el hiperconsumo, desatado por el aumento súbito de la capacidad de adquisición de un gran grupo social que siempre había visto las tiendas desde afuera, amenazaba la reposición de los inventarios, llegando a darse el lamentable efecto de un consumismo desaforado, que en nuestro caso; no se trató de consumir más rápido de lo que producimos, sino de consumir mucho más rápido de lo que podemos importar y peor aún, ahora consumimos más y más rápido de lo que producimos las divisas para importar lo que se consume, y peor aún, los altos niveles de corrupción propios de la aplicación de políticas asistencialistas, generaron un desfalco descomunal a la renta petrolera, lo que ahora sumado al descenso abrupto de los precios del petróleo, nos pintan el Apocalipsis nacional en pocos días.
Comportamiento del Mercado: El nuestro es un mercado tradicionalmente especulativo (el lema de nuestros “empresarios” es “el que no especule es un pendejo”). A lo interno todo está configurado para atrapar en el menor tiempo posible y en la mayor cantidad posible y con el menor esfuerzo e inversión posibles la renta petrolera, que el Estado distribuye en la sociedad a través del pago del salario a su desproporcionada nómina de trabajadores y de la aplicación de políticas asistencialistas que le garanticen el apoyo popular. A lo externo, el sobre precio y la evasión fiscal son los mecanismos favoritos para capturar la renta petrolera. Y tanto a lo interno como a lo externo, la corrupción es otra forma de especulación como las élites políticas (y empresariales) afectan al mercado.
El efecto Dakazo y la guerra económica.
Mi hijo mayor (9 años) me comentaba que el aumento de los precios era la forma como el mercado se defendía de la escasés. Es decir, de su muerte porque un mercado sin mercancías es un mercado muerto; si hay demasiada demanda sobre una determinada mercancía, su precio variará según la capacidad del operador de turno (del mercado), para garantizar su reposición; el alza del precio disminuye la demanda y el operador se protege del la ausencia de mercancías, a la vez que sector del mercado que produce o importa la mercancía en cuestión, aplica los mecanismos necesarios para garantizar la oferta.
El Efecto Dakazo impidió que el mercado se defendiera del Hiperconsumismo, que además era alentado desde el gobierno. El exceso de mecanismos burocráticos, la ineptitud y la corrupción, completaron el coctel toxico con que fue envenenada una economía tóxica de por sí. El resultado: La escasés y la Guerra Económica.
Bienvenidos al Colapso Económico; el Gobierno (para bien o para mal) ha herido de muerte a esta Economía Idiota, pero al ver los intentos de reactivarla sólo nos queda preguntar si fue adrede o no.
Estos son esos escenarios donde Don Simón Rodríguez estaría saltando en una pata; Inventamos o erramos, los sacerdotes de la economía están tan extraviados que hasta el neoliberalismo les parece bueno. Muy por el contrario este colapso pareciera ser una gran oportunidad para refundar nuestro modelo económico y no para revivir el que recién han eliminado (adrede o no).
Queda visto que, lo que tanto temíamos ya no da tanto miedo, simplemente nos adaptamos a la situación y sobrevivimos, entonces todos esos mitos y leyendas en torno a la economía y al mercado y sus leyes son puras patrañas urdidas por las élites para hacernos creer que no existe otro modo de economía que la que nos han enseñado ellos y que el colapso económico representa el fin de todos.
Es la oportunidad para un nuevo comienzo, la falta de productos nos debe llevar a desarrollar las formas de producirlos, pero primero debemos revisar dos elementos fundamentales, los cuales son:
La demanda real y la demanda inducida.
La demanda real es lo que en verdad requerimos para coexistir y medrar en la realidad que vivimos y la demanda inducida es todo aquello que creemos requerir debido al hipercondicionamiento o sobreexitación consumista a la que somos sometidos de manera permanente por todos los aparatos propagandísticos que los controladores del Mercado implementan en nuestro perjuicio y en perjuicio del planeta debido a las altas tasas de depredación ambiental y de contaminación que implican.
La planificación y racionalización de la demanda.
La especulación e incluso la corrupción en torna a ella, se desmontan con la planificación de la demanda (tal vez por eso ninguno de ellos la ha propuesto hasta ahora) y no desde un hecho centralizado y descendente (desde el gobierno central hacia abajo) sino desde un hecho descentralizado y de articulación ascendente, es decir, que se dé desde las comunidades hasta lo local, regional y nacional y desde el cual se diseñen procesos de revisión (diagnóstico) de la demanda real y en torno a ella desarrollar procesos productivos interconmplementarios, desde los cuales puedan implementarse procesos de articulación productiva que nos permitan, no sólo satisfacer la demanda, sino racionalizarla en función de modelos equilibrados de consumo que no depreden y contaminen el ambiente.
En consecuencia proponemos Los Planes Comunales de Producción y Abastecimiento, como uno de los puntos de partida para la configuración de un nuevo modelo económico, desde el cual poder crear las condiciones materiales de una nueva realidad en la cual superemos a esta Economía Idiota.
Para más información sobre los Planes Comunales de Producción y Abastecimiento. visite www.autoliberacin.blogspot.com (Unidades Territoriales de Producción).
NFO.