Del
sálvese quien pueda al vamos a salvarnos.
Metodosofía de la transformación como
supervivencia.
El
rumbo catastrófico de la civilización -así como el impacto de su modelo de
desarrollo tecnológico- es tan evidente, que nadie se atreve siquiera a mencionarlo.
Nos
dirigimos a un mundo sin atmósfera donde sólo podrán existir las máquinas,
estamos siendo artífices-cómplices de
que se consolide un cambio evolutivo dónde solo prevalecerá la vida inorgánica;
la sintetización de la psique en el plano digital, bueno, sólo de
“algunas psiques” como es la costumbre.
No
sé si habrán resuelto el asunto de las tormentas solares y los pulsos electromagnéticos,
pero de seguro que lo terminarán haciendo.
Hay
que dejar de empujar el carro antes de que este aprenda a andar por su propia
cuenta y nos aplaste a todos los que no le hacen falta. Esa ficción que nos
empeñamos en sostener de que al funcionar el carro nos llevará al logro de nuestros
sueños, sólo nos ha ocasionado destrucción (mucha destrucción), porque, aunque
creamos que somos nosotros quienes le usamos, es en realidad él el que nos usa
a nosotros; el carro necesita petróleo, repuestos (tecnologías), servicios,
mercados (guerras) y aún necesita quien lo conduzca, pero eso no va a ser por
mucho tiempo y de hecho ya está comenzando a pasar.
La
automatización de la producción genera cada vez mayor desempleo, es decir ya
hay partes del carro que no requieren ser empujadas por lo que prescinden de
quien lo hacía y le indican: “apártate porque estorbas”.
Entonces
vienen las guerras para empezar a eliminar a los que sobramos -según ellos- o
¿no les parece que es demasiado casual que en los conflictos entre militares
siempre somos los civiles los que morimos en mayores cantidades?
La
guerra para ellos es más dinero y menos gente.
La
panacea: en las guerras todo es ganancia para ellos.
¿Y
entonces cómo nos libramos de este asunto? ¿Cómo hacemos que deje de
ocurrirnos? ¿Cómo dejamos de empujar el carro y además por este rumbo
catastrófico?
Buenas
preguntas.
Bájate de la tabla:
Una
vez vi en mi feisbu una caricatura donde había un abismo y un grupo de personas
agrupadas al borde de ese abismo, parados sobre una tabla; esta tabla
sobresalía hacia el abismo como si se tratase de la plancha de un barco por
donde lanzan a la gente al agua, y del lado del abismo (hacia donde sobresalía
la tabla) estaba una sola persona que era la que daba las órdenes. En la
caricatura algunas personas comenzaban a bajarse de la tabla.
Deja de empujar el carro, busca un rumbo distinto.
Entonces
si ellos van hacia la digitalización de la vida, nosotros deberíamos ir hacia
la desdigitalización, sobretodo de los elementos necesarios para avanzar en el
nuevo rumbo donde la realización del ser no implique la no realización de otros
seres.
Bueno
eso en cuanto a lo general, en cuanto a nuestra situación actual, en dónde la
moral pública está en Modo Somalia, con dramáticas expresiones de
canibalismo social (bachaqueo-hampa-matraqueo-corrupción-coleados-gurimbas-etc.), y
donde pareciera que ya el carro nos ha pasado por encima varias veces, aún estamos a tiempo (estamos vivos que ya es
bastante) de construir un rumbo diferente. Una nueva dirección donde apliquemos
todo lo aprehendido hasta ahora y emprendamos una relación productiva integral
(en paz con el medio ambiente) desde la cual desarrollar experiencias de
autoabastecimiento de pequeños colectivos, y dónde se generen experiencias de
articulación pertinentes a la conformación de una red autónoma de producción
que satisfaga los requerimientos de suministro de la comunidad o comunidades
involucradas.
¡A la
manufactura!
En
un Petroestado como el nuestro, la mayoría de los trabajadores son asalariados
del conjunto de instituciones creadas para realizar una distribución y
administración eficiente de la renta que devenga el Estado por la venta del
petróleo, es decir que el verdadero producto de estos trabajadores asalariados
es el salario, ese es su aporte a nuestra malformada economía.
Pero
la relación salario-bienes y servicios, está rota; ha sido machacada por la
hiperinflación. Por lo cual la gran mayoría de venezolanos andamos en modo
supervivencia, puesto que el valor de nuestro producto, que es el salario, disminuye
con cada día que pasa y el único ente que pudiera aumentarle el valor a nuestro
producto es el gobierno, quien pretende lograrlo a través de los aumentos de
salarios, lo que en vez de aumentar el valor del salario lo rebaja al punto que
ya no alcanza para mucho. Es como echarle más agua a la sopa.
Así
que la estrategia que se impone es la de aumentarle el valor al salario
(mientras se dependa de él) y la estrategia propuesta es la producción de
alimentos, es decir, la compra y procesamiento, en colectivo, de materia prima
para elaborar alimentos, dirigido en un primer momento al autoabastecimiento y
luego a expandir el sistema en una red o circuito donde circule la producción
automanofacturada e incluso se generen nuevos puntos de producción, así como
nuevos productos; concebidos desde la necesidad real y la pertinencia ambiental.
Un
ejemplo concreto es el de Plan para la
Consolidación Productiva del Entorno Inmediato de un grupo de asalariados
de una de las organizaciones del Estado.
Este
grupo de diez personas se articuló con un grupo de trabajadores autónomos los
cuales habían desarrollado la maquinaria y los procesos necesarios para
elaborar un tipo artesanal de harina de maíz, de esta articulación productiva
surgió el siguiente proyecto:
Sinopsis
del Proyecto Unidad Productiva Integral:
- Cantidad de participantes: 14
personas
- (4 operadores-consumidores y
10 comercializadores-consumidores)
- Familias beneficiadas a corto
plazo: 13 familias.
- Producto elaborado: harina de
maíz completo.
- Cantidad estimada de
producción: 420 kilos mensuales.
El Proyecto Unidad Productiva
Integral de Harina de Maíz comprende un sistema que se apoya en los fondos de
la tarjeta de alimentación, puesto que es en los comercios donde se acepta esta
tarjeta, donde resultan más costosos los artículos que se requieren para la
vida diaria, es decir; son fondos condenados a la especulación (agua y sal).
Desde esta realidad concreta, se
propuso que cada participante (10 comercializadores-consumidores) invirtieran
un saco (45 Kg. Aprox.) de maíz, al cual podían acceder con un 50% de los
fondos de la tarjeta de alimentación. De cada saco de 45 Kg de maíz se producen
42.75 Kg de Harina, de la cual 20 Kg. le corresponden al inversor, y 22.75 le
corresponden a los operadores a razón de 5 kilos por semana.
Si multiplicamos esto por diez (la
cantidad total de inversores), con una producción de 21 kilos diarios,
tendríamos un total de 105 kilos
semanales, de los cuales 50 kilos serían para los socios inversores, 20 kilos
serían para los socios operadores y 35 serían los excedentes para la
consolidación, reinversión y expansión.
Las redes de comercialización de
los excedentes estarán compuestas, en principio por los Socios inversores a los
cuales se les asignará una cuota semanal de 3 kilos de harina para ser
comercializada en su entorno. Con lo cual se podrá garantizar el recurso
financiero necesario para el funcionamiento, consolidación y expansión del
sistema. Luego se podrán realizar convenios con grupos de trabajadores y/o
comunidades organizadas.
La expansión natural de este
sistema es hacia la producción de alimentos que aporten las proteínas
necesarias para satisfacer nuestros requerimientos nutricionales (y nuestro
paladar) para ello ya se están adelantando algunos procesos de investigación y
desarrollo de un producto cárnico a base de pulpa de sardina ahumada y más a
mediano plazo, una granja de gallinas ponedoras (desde la producción de un pienso
propio que no nos haga dependientes de la agroindustria y sus agrotóxicos).
La mayor amenaza que tiene este
proyecto es la tecnológica, puesto que el acceso a una maquinaria de
funcionamiento óptimo está fuera de nuestro alcance. Nos hemos visto en la
necesidad de construir nuestra propia maquinaria con los problemas de funcionamiento que esto supone,
pero se espera que el aprendizaje asociado al proceso nos permita ir mejorando
el funcionamiento de nuestros equipos a la vez que vamos diseñando nuevas
alternativas.
En cuanto al valor nutricional de
la harina de maíz artesanal, esta se produce con el grano completo, es decir,
con sus tres partes: el pericarpio, el endoesperma y el germen.
El pericarpio es la piel del maíz
donde se encuentran la fibra y las enzimas necesarias para digerir el grano. El
endoesperma es el carbohidrato simple y el germen es el carbohidrato complejo,
la chispa de la vida, donde está el alimento para nuestro cerebro.
Bueno, la harina refinada
convencional, está hecha de puro endoesperma (carbohidratos simples) por eso es
que engorda, produce diabetes, hipertensión, cáncer de colon, estreñimiento,
etc. Nos engorda, nos pone brutos, nos enferma y nos hace adictos a su consumo,
mientras quienes la fabrican, se enriquecen comercializando el germen del grano
de maíz (para obtener, entre otros productos: etanol, aceite, margarina,
alcoholes y otros) que es el verdadero negocio (el lomito pues).
Con la harina Artesanal se superan
todos estos elementos perjudiciales ya que está hecha del grano completo de maíz,
y quienes la consumimos, manifestamos
mejoras dramáticas en nuestros procesos digestivos, es decir, la harina artesanal
nos está salvando.
onoelfo@gmail.com